Personalmente prefiero la cerveza draft, una lager en tarro bien frío, una pinta de Guinness a unos 8°C o en general cualquier cerveza sola sin mezclar. Sin embargo en el mercado hay una gran variedad de cervezas de sabor.
Realmente no soy fan de este tipo de cervezas, pero hay gustos para todo.
Algunas mezclas que se preparan de manera natural son, digamos curiosas, no tan malas, para algún día en la playa, como las populares en México: micheladas (cerveza clara, jugo de limón, salsa inglesa, salsa tabasco, sal) o la cubana, que es lo mismo que la michelada pero con más salsa tabasco y chile piquín, o el clamato con cerveza que además de lo que lleva la michelada se combina con clamato (jugo de tomate, jugo de almejas y apio). En muchos casos se les agrega hielo, para mantenerla más fría, aunque aguada más a la ya de por si diluida cerveza. En otros casos más extremos se les agregan camarones para hacer todo un cocktail de mariscos con cerveza llamado jarochas (si, se que se escucha feo pero así le dicen)
Para los que no viven en México estas combinaciones serán demasiado exóticas, pero aquí ya son bastante comunes.
Tan comunes que algunas grandes cerveceras han sacado una línea sabor limón y hasta en Estados Unidos, para su mercado latino, tiene una budweiser clamato. Estas cervezas industruales saborizadas son francamente malas, nada que ver con la preparación tradicional.
Otro mercado que han ido explorando las micro-cervecerías como Beer Factory u otros restaurantes, son las cervezas con sabores naturales, de coco, fresa, mango y arándano, que son cervezas muy suaves, apropiadas para personas que no les guste el sabor amargo de la cerveza y que entre la población femenina (sin ser sexista) son muy apreciadas. En el caso del restaurante “Perros y Burros” aparte tienen cervezas servidas en vaso de yarda de sabor chocolate, tamarindo, chemate o con refrescos de sabor, pero si me obligaran a escoger, preferiría las de Beer factory.
En Europa también son muy comunes las cervezas de sabor, muchas de ellas de origen belga, ya sea lambic, gueuze u otras cervezas de fermentación espontánea. Muchas de estas cervezas son de contenido alcohólico alto, fuertes y son suavizadas con sabores de plátano, cereza, frambuesa, etc.
Otras que han tenido un poco más de éxito y hasta han sido elaboradas por compañías grandes son las de sabor miel, que mas que cervezas dulces, son ligeramente saborizadas para mitigar el amargor de la cerveza.
Como comenté antes, tampoco soy muy fan de estas cervezas, que aunque es curioso probarlas, muchas no son de sabor agradable, unas como jarabe medicinal o simplemente raras al paladar. En este aspecto si respeto más a los alemanes que por muchos años respetaron su ley de fabricación de cerveza en donde sólo podían usar malta de cebada, agua y lúpulo.
Otras rarezas que se encuentran en el mercado son las que saborizan con algún otro tipo de alcohol, como la bebida de malta con ron y refresco de cola de “Captain Morgan” que si de por si el ron de esa marca lo considero malo, ahora mezclado con coca y cerveza, no lo recomiendo para nada.
O la “famosa” cerveza Desperados, que muchos piensan es mexicana, pero realmente es francesa, una fea mezcla de cerveza con tequila y limón. En México sacaron una similar llamada Horus, igual o más mala que la francesa.
Unas cervezas que son de alguna manera saborizadas, pero más bien siguiendo el proceso tradicional de producción del whisky, y que adquieren notas bastante sutiles pero manteniendo las características de una buena cerveza, son las malt whisky beer, o whisky ales.
Dentro de las características de las cervecerías artesanales está la de atraer la atención de los consumidores con nombres chistosos, de personajes famosos o sacando algunas cervezas raras, atípicas, de sabores, pero muchas veces pecando con demasiada innovación.
Así tenemos las cervezas con chile (ají) que además del sabor picante le meten a la botella un chile (como si fuera un mezcal con su gusano). En México no nos extraña tanto una cerveza con picante, pero una de estas cervezas la encontre en Buenos Aires, Argentina, lugar donde para nada acostumbran el chile.
Una que me causo mucha curiosidad fue una sabor “Flor de Jamaica” o hibiscus, de color rojo prendido y sabor un poco astringente pero dulzón.
Otras son de sabor cola, café, té verde, o saborizadas con hoja de cáñamo (que la hacen parecer como sabor marihuana, pero que solamente tienen hoja de cáñamo, que es una variedad de cannabis pero no la “cannabis sativa” que es la que tiene el efecto psicotrópico).
Algunas compañías se han dedicado a fabricar los concentrados embotellados para preparar las micheladas o concentrados de un sinfín de sabores (grosella, piña, melón, durazno, etc.) en donde tan sólo tienes que agregar cerveza y listo, como si fueran raspados de hielo. A lo mejor pecaré de conservador, pero creo que esto ya va más allá de lo que busca alguien que le gusta realmente la cerveza.
De nuevo comento, en gustos se rompen géneros, yo me quedo con las cervezas sin mezclar, con su característico amargor proporcionado por el lúpulo, para acompañar una comida o muy frías simplemente para refrescar en una tarde calurosa.
Salud.
Seeee la cerveza es muy buena para maridar ( y si, no sean tan exigentes, no solo el vino puede hacer buenos maridajes)cuando tiene sabores dintintos al propio que aporta la cerveza per se, en lugar de ser un complemento pasa a ser uan bebida meramente anecdótica mas que ser algo digno de ser desgutado. Como siempre ... muy buen blog Duck.
ResponderEliminarSaluuud.
honey wise nunca te olvidare, jeje la tome cuando fui a un viaje a wisconsin exelente
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