Viajar por Escocia es una gran experiencia, la gente es muy amistosa, tiene ciudades hermosas y sus pubs (con haggis) son bastante buenos. Al ir a Escocia algo que no se puede dejar de ver aparte de sus castillos, sus lagos y valles, son sus destilerías de whisky.
En este caso el viaje que realice fue un “whisky tour” (en compañía de mi primo Rafa y un amigo, George) por lo que sólo cuando tuvimos algún tiempo libre, después de las destilerías, visitamos algunos castillos.
Hablar de whisky escocés es muy complejo, por lo que en esta ocasión me enfocaré al “whisky tour” y en otro blog tocaré más a detalle los tipos de whisky, elaboración, calidad y marcas.
Escocia tiene más destilerías de whisky que todo el resto del mundo junto; por lo que a lo largo de todo su territorio (incluyendo pequeñas islas) se pueden encontrar destilerías. Sin embargo la zona entre los poblados de Dundee, Fort William, Inverness, Peterhead y Aberdeen es en donde más destilerías hay (estas ciudades están entre las llamadas Highlands de Escocia).
Cuando se empieza a planear un “whisky tour” se deben de tener en cuenta varias cosas, principalmente investigar cuales son las destilerías que ofrecen visitas al público, que se encuentren abiertas en la temporada del año que se va (regularmente en invierno están cerradas al público) y decidir si hay algunas marcas de especial interés para conocer su proceso.
También es bueno aclarar que este “whisky tour” se realiza en destilerías que producen whisky de malta pura (single malt whisky) y no en compañías que hacen mezclas como Johnnie Walker, Buchanan’s, Chivas Regal, etc. Así mismo destilerías que no tienen una marca de malta pura y sólo proveen destilados para las mezclas de otras compañías, regularmente no ofrecen visitas al público.
Ya con esta información, se puede ir trazando una ruta, calculando tiempos, distancia entre cada destilería (o zonas de destilerías), tiempo promedio que se va a estar en cada visita y el descanso para comer y dormir. La opción más viable es rentando un auto (y practicar antes de manejarlo porque recordemos que en el Reino Unido se maneja del lado contrarío, siendo de especial conflicto las miles de glorietas que hay por todos lados).
Así, partiendo desde Glasgow y pasando por varios valles y lagos llegamos a la destilería de Ben Nevis (que obtiene su nombre de la montaña más grande que hay en el Reino Unido). La destilería es de mediano tamaño y con instalaciones de finales del siglo XIX.
Siempre la primer visita es especial, independientemente que se haya estado en otras plantas de bebidas. Los aromas que generan los procesos de malteado, fermentación, destilación, etc. son muy peculiares unos de otros. Recuerdo en especial en la parte de la fermentación (en donde la levadura genera a partir del mosto, gas carbónico y alcohol a un nivel de 7-11°GL). En este punto el encargado de la visita te invita a oler dentro de los tanques de fermentación, pero por la cantidad de gas carbónico liberado, el gas se te introduce de golpe en la nariz de una manera impresionante, como un tehuacanazo que te llega al cerebro y hasta te saca unas lagrimitas. Obviamente el encargado lo hace a propósito a especie de broma para los incautos visitantes.
Terminando la parte de la destilación te llevan a los almacenes en donde están los whiskies madurándose (en muchas empresas sólo te dejan ver por afuerita el almacén viejo, lleno de polvo y telaraña, protegido del sol y el aire, en otras si es posible pasar y estar de cerca con los barriles llenos de destilado). Hay destilados jóvenes que almacenan al aire libre y posteriormente los ingresan a las bodegas.
La forma de dar visitas de las diferentes destilerías es muy diferente. Unas son muy formales y te van cuidando como niño de escuela, otras más relajadas permiten fotografiar los procesos y las barricas. La mayoría cobra una cuota, regularmente de 4 libras (80 pesos) por entrar, lo que te incluye aparte de la visita guiada, una degustación de whisky al final.
Si quieres probar más tienes que dar alrededor de 2 libras (40 pesos) extras por otra pruebita. Así mismo todas las destilerías tienen una tiendita al final en donde te venden, aparte del suvenir, las botellitas de 50 ml. o botellas de litro de sus marcas de malta pura o de algunas marcas de “blended whisky” que manejen. En general el precio de los whiskies es alto, más que si se comprará en México, por lo que tienes que decidir muy bien cual irás comprando, se recomienda whiskies que no se consigan fuera de Escocia. Los precios dependen de la marca y del tiempo de maduración. Las botellitas de whiskies de 10 años van de las 4 libras para arriba, llegando unas a 11, o 20 libras por 50ml.
Las botellas de litro no bajaban de las 25 libras en los whiskies de 10 años. Llegando a precios desorbitantes en botellas de 18, 21, 30 o más años. También por la naturaleza de los escoceses es común quedarse a platicar un rato, ya sea con el guía o con el que atiende la degustación; te cuentan historias de la destilería, te presumen las visitas que les han hecho personajes de la realeza y si tienes suerte te invitan a degustar alguna rareza de forma gratuita.
Bueno, regresando al tour, después de visitar Ben Navis, fuimos subiendo, pasando por el Lago Ness (no vimos monstro, o más bien queríamos llegar rápido a otra destilería que no nos detuvimos a buscar), sin embargo la tarde nos alcanzó y tuvimos que ir a la próxima ciudad a descansar (de destilerías) e ir de antro a la pequeña Inverness. Los antros ahí son algo extraños, mucha música pop ochentera, algo de country (¿??) y pequeños pubs, sin embargo todos cierran el acceso a las 12 de la noche y no hay manera de que te dejen pasar, por lo que después de visitar 2, tuvimos que regresar al “bed & breakfast” a dormir (los “bed and breakfast” son casas particulares atendidas regularmente por viejitas viudas que rentan sus cuartos a mochileros y donde se incluye el desayuno con el precio del cuarto).
Al otro día esperaba una larga jornada de destilerías, ahora si rodeados de ellas en el área de Speyside, por lo que no teníamos que desplazarnos tanto como el primer día desde Glasgow. Las mañanas siempre eran difíciles con los desayunos ofrecidos por nuestras caseras, siempre dos huevos nadando en aceite, salchicha frita, tocino y frijoles dulces. Toda una bomba grasosa al hígado.
Una vez organizados, empezamos por Benromach, una pequeña pero superbién cuidada destilería, con una zona de degustación muy acogedora.
De ahí, nos fuimos a la destilería de Macallan, a Glen Grant (esta desafortunadamente estaba cerrada), a la destilería Balvenie (en medio de un frondoso bosque).
Al final del día a Glenfiddich, que es la destilería más grande de Escocia, con la mayor participación en el mercado global de los whiskies de malta pura (26%). El prefijo “Glen” significa en gaélico “valle” y “fiddich” es venado.
En esta destilería del valle del venado la entrada es gratuita y la degustación al final generosa. Cuenta con las mejores instalaciones y con un ambiente amigable durante los recorridos. Así mismo la tienda de suvenires es gigante.
En el tercer día fuimos a la destilería de Aberlour, comimos en Dufftown y nos dirigimos al este de los Highlands. Al final visitamos una recién renovada destilería de Tullibardine. Esta empresa empezó como cervecería (de las más antiguas de Escocia) y posteriormente se convirtió en destilería de whisky. Ha pasado, como muchas otras destilerías, por bancarrotas, cambio de dueños, venta a grandes corporativos (en algunas ocasiones a empresas de whisky japonés), incluso esta destilería fue cerrada durante nueve años, para posteriormente en 2003 pudiera abrir sus puertas de nuevo. Otra curiosidad de esta empresa es que maneja una cerveza elaborada con el proceso del whisky, la Tullibardine 1488, etiquetada como “Majestic Whisky Ale”, con 7°GL y sabor cremoso, marcadamente a whisky, una de las mejores cervezas que he probado.
Después de esta destilería nos dirigimos a la ciudad de Dundee, y después de estar dos días en Edinburgh terminar el viaje donde se empezó, en Glasgow.
Al final pude regresar con varios recuerditos del viaje, la mayoría miniaturas de 50 ml, de Benromach, Balvenie, Bunnahabhain, Glenfiddich (12, 15 y 18 años), Bailie Nicol Jarvie (blended de Glenmorangie), una selección de 2007 (mezcla de los mejores single malt) un Tullibardine 1998 (17 años), un Aberlour y un Glenlivet 12 años.
El viaje es muy recomendable, la calidez de los escoceses, las opciones de asistir a conciertos en Glasgow, los valles con venados, todo lo hace un buen sitio para los amantes del buen whisky.
Les dejo una curiosidad donde se puede ver que el whisky es la bebida nacional escocesa.
Hasta la próxima.
Ahhh no maaaa! eso es lo mas parecido al cielo ja ja ja.
ResponderEliminarEl Gran Tour de Duckman... ahhhh un dia tengo que hacerlo !
ResponderEliminarWhiskython 2012, alguien?
Muy buena entrada, Duckman, me late mucho como escribes.